Secuestros, extorsión, crímenes por encargo y robos de vehículos son delitos comunes en Zulia, donde gobierno y oposición intentan salvar sus diferencias para resolver juntos la mayor angustia de los ciudadanos.
"Los crímenes están bajando poco a poco pero tenemos un grave problema en la frontera. Aquello es un mundo: secuestros, contrabando, tráfico de drogas y de vehículos...", admitió el gobernador Pablo Pérez.
Zulia, una de las regiones más prósperas del país y tradicionalmente opositora al presidente Hugo Chávez, no escapa a la preocupante inseguridad que castiga a Venezuela, donde en 2010 se registraron 17.600 asesinatos.
En 2010, el gobierno regional se unió a un plan nacional contra la inseguridad impulsado por Chávez bajo el nombre Bicentenario. El propio ministro de Interior, Tareck El Aissami, admitió el pasado domingo que Pérez le manifestó su disposición a trabajar con el gobierno "y lo ha hecho".
Uno de los desafíos ahora es la coordinación entre la policía a las órdenes de Pérez, que suma unos 4.800 agentes, y las fuerzas de seguridad a las órdenes del gobierno central, que reúnen a unos 20.000 efectivos.
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