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9 ene 2011

Se despunta la especulación en Las Pulgas y en la Curva de Molina

Lo que escasea en supermercados se vende a precios exorbitante en los mercados del centro y oeste de la ciudad. Venden hasta tres veces más caro el producto. Cargan con los artículos regulados de los armarios de los comercios

En el mercado Las Pulgas y en la Curva de Molina, los buhoneros imponen su ley, ante la mirada atónita de los compradores que llegan al lugar a abastecerse, y de las autoridades responsable de vigilar y controlar el precio de los productos de consumo básico.

Los artículos que vienen desapareciendo de los anaqueles de los comercios, cadenas de tiendas y farmacias, se exhiben sin mayor temor en improvisadas mesas, a precios exagerados. Dos y hasta tres veces más que el monto regulado.


Leche, azúcar, arroz, harina de maíz y de trigo, mantequilla, aceite, mayonesa, leche maternizada y café son los rubros más buscados y menos hallados, por los usuarios en los «súper», pero visiblemente expendido en los mercados populares del centro y oeste de la ciudad. «Aquí hay de todo, no hay escasez, sólo que es un poco más caro, pero se encuentra lo que se busca», dijo resignada una ama de casa que terminó comprando al precio impuesto, por los comerciantes informales.

Robo al pueblo

Los vendedores ubicados alrededor del mayor centro de compra de la región, tienen en existencia los artículos de la canasta alimentaria, regulados por el Gobierno nacional, y que representan el consumo básico de las familias marabinas. «La bolsa de leche está en Bs. f. 28 y 30, y la de pote en 40, cuando el precio regulado es de Bs. f. 18. El cuarto de kilo de café se encuentra en Bs. f. 15, mientras que su precio regulado es de Bs. f. 9,50. Esto es una barbaridad. Juegan con la necesidad del pueblo», exclamó Ideana Boscán, residente de El Tránsito.

Paradójicamente, los buhoneros de Las Pulgas y la Curva, que se autodefinen como pueblo, cuando se sienten agredidos, son quienes especulan a la propia comunidad. Saben que el precio de los productos que comercializan es inflado. Sin embargo, «Aquí lo ofrecemos. En donde se vende regulado no hay. Esa es la diferencia de comprar en las pulgas. Hay de todo», dijo alardeándose de la existencia de su puesto.

«No es que ellos tienen 4 o 6 potes de leche, eso es lo que colocan en la mesa, pero ellos tienen mucha mercancía almacenada. No sé cómo hacen para obtenerla, por lo de la escasez, pero ellos se las ingenian para ofrecer los artículos siempre. El papel sanitario y los pañales también lo cargan en bulto», dijo un minorista de verduras.

Como Bachacos

Según los comerciantes establecidos en la Curva de Molina, los buhoneros «cazan constantemente el abastecimiento de los supermercados», para comprar muchas veces los artículos. «Yo he visto cómo entran y salen, buscan familiares, y sacan de dos en dos, parecen hormigas, por eso es que les dicen bachaqueros», dijo Adolfo Finol.

Otras opiniones apuntan a que los productos son distribuidos por las mafias de los alimentos, que ha hecho un negocio redondo en los mercados populares, en el que el control del precio de los alimentos no existe, e impera la anarquía. «Vendemos caro porque compramos caro. A nosotros nos distribuyen los mayoristas y no se le gana mucho a estos productos», se justificó un comerciante, mientras especulaba con un litro de aceite, que de Bs. f. 5,50 que es el precio regulado, lo vendió en 13,20.

Foto y texto: Johanna Moncada

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