Son muchos más los perjudicados por una catástrofe bancaria que los beneficiados por los créditos inmobiliarios y agrícolas que el Presidente exige que se otorguen sin sacar cuentas
Si el Presidente quería demostrar que quien manda aquí es él, lo logró cuando puso este jueves contra la pared al presidente del Banco Provincial. ¿Ganaron algo él, la banca y el país?
Quizás forzó al ejecutivo español a negociar con unos clientes insatisfechos, pero al mismo tiempo volvió a levantar el peligroso nerviosismo de la ciudadania respecto a sus propios dineros en los bancos. Una amenaza tan brutal de expropiar a cualquier banco, pero especialmente a uno del tamaño y de la importancia del Provincial, es como mínimo una riesgosa imprudencia. Un pánico con una institución de esa magnitud puede causar un verdadero dominó de corridas bancarias, un problema de extrema gravedad que ni con todos los dólares del Gobierno se puede resolver sin graves consecuencias.
Pero aún peor, el Presidente perdió la oportunidad de mostrarse como un estadista gestionando beneficios para los ciudadanos que dirige, para actuar con la prepotencia grosera de quien tiene poder para abusar de quien puede menos.
En una simple cuenta política de suma y sigue, son muchos más los perjudicados por una catástrofe bancaria que los beneficiados por los créditos inmobiliarios y agrícolas que el Presidente exige que se otorguen sin sacar cuentas.
Porque la otra cuenta que los venezolanos siguen sacando permanentemente, es la de cuántas promesas y amenazas van en comparación con cuántos resultados y realidades beneficiosos para todos.
La de los ciudadanos es suma y sigue, pero lamentablemente para todos, la del Gobierno y del Presidente es cada día más resta y sigue.
Editorial de analitica.com
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