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18 ene 2011

Chávez fundó su propio Wikileaks

No hace falta buscar documentos ocultos. Todos los días se pisan los pies en las informaciones y las estadísticas que nos entregan. Los números al aire no soportan una revisión. Mienten con un descaro que aterra.

Al tiempo que el Banco Central habla de una producción petrolera de 2.7 millones de barriles diarios, Chávez dice que excede los 3 millones, pero la Agencia Central de Energía, que monitorea las entregas de crudo a nivel mundial, la sitúa en 2.2 millones. En lo más básico y visible nos mienten con descaro.


También afirmó que había subido la producción agrícola, pero el Banco Central afirma que disminuyo casi dos puntos. ¿A quién le creemos?

Cifras al boleo de la entrega de computadores Canaima. Los invito a hacer un ejercicio: coloque “computadoras Canaima” en un buscador de internet, y diviértase con el festín de noticias contradictorias que encontrará, casi todas ellas, provenientes del gobierno y sus instituciones.

Una de ellas afirma: En 2010 comenzará la producción de computadoras Canaima. En octubre pasado Chávez dijo que ya habían importado 800 mil maquinas. El 4 de noviembre el gobierno afirma que entregará 300 mil, pero el 6 de noviembre habla de 500 mil. En su memoria y cuenta habló de millones.

Un día después de la alocución, de nuevo mueven más de 1 millardo de las reservas al Fonden, cuyo manejo poco transparente y sin entrega de cuentas es harto conocido. Anuncian una emisión –otra más- de deuda de de nuestra compañía petrolera, que ya maneja unos niveles de pasivo rondando los treinta mil millones de dólares, equivalente a nuestras reservas internacionales. La esposa del presidente de Túnez, a quien se le acusa de llevarse más de una tonelada de oro, es una niña de pecho.

Claro que hay que discutir esa memoria y cuenta. Perdieron la noción de lo que significaba dar explicaciones al país, se olvidaron que son contratados por el pueblo para manejar nuestros recursos y explicarnos que hacen con el dinero. Se han acostumbrado a enseñarnos estadísticas construidas en laboratorio, que difieren de la realidad y cuando se empieza a esconder los números, no hay otro camino que seguir escondiéndolos.

Me entra un fresquito cuando veo sentados en la Asamblea a un grupo de profesionales, mezclados es cierto, con políticos de carrera, que comienzan a dar una batalla que nos lleva en la dirección de terminar con esta farsa. Tiempo de darle un parado a esta gran mentira de un puñado de “revolucionarios” que no tienen la menor idea de cómo mejorar nuestra calidad de vida.

Duele escuchar de un presidente, que él no es responsable de los muertos del país. Si él no es responsable, ¿quién es responsable, para exigirle la necesaria mejora?

Mejor esconde el libro de ética, antes de que se le borren las letras de la portada.

@pereiralibre

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