El nuevo presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, designado expresamente para combatir a la fortalecida oposición en el cuerpo legislativo, es un viejo comandante guerrillero que estuvo entre los designados para recibir la expedición que Fidel Castro envió en los años 60 al país petrolero.
Pero expertos de inteligencia dijeron que el recorrido de Fernando Soto Rojas, de 77 años, por los caminos de la subversión venezolana, fue una larga cadena de aventuras desafortunadas, al tiempo que su poca experiencia política y mentalidad dogmática probablemente le restarán lustre a su actuación al mando de la Asamblea.
Lo que sí puede esperarse de él, señalaron los analistas y uno de sus ex compañeros de la guerrilla, es una fácil inclinación hacia el radicalismo que dejará muy poco espacio para el diálogo con los nuevos diputados de la oposición y una ciega devoción a la revolución socialista del presidente Hugo Chávez.
Soto, o Comandante Ramírez, tuvo una larga aunque poco sobresaliente actuación dentro de la insurgencia marxista de Venezuela, indicó Johan Peña, un ex comisario de la DISIP, la antigua policía política de la nación sudamericana.
"Fue un personaje más bien opaco dentro de la izquierda'', comentó Peña, quien reside actualmente en Miami. ‘‘Tuvo una actuación caracterizada por el fracaso''.
Soto estuvo entre los integrantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que debían recibir al destacamento de cubanos enviados en 1967 para invadir al país petrolero, luego de que los subversivos venezolanos convencieron a Castro de que las condiciones estaban dadas para el triunfo de una revolución marxista.
Pero el movimiento de Soto, conformado principalmente por jóvenes universitarios que habían decidido integrarse a la lucha armada, nunca logró ponerse en contacto con la fuerza cubana que entró al país, en lo que después fue calificado como el Incidente de Machurucuto.
"No se lograron encontrar'', comentó Peña. "Y los cubanos estuvieron perdidos por más de un mes, se enfermaron y pasaron hambre''.
Mermados en sus filas por el hambre, las enfermedades y el hostigamiento de las Fuerzas Armadas bajo el mando del entonces presidente Raúl Leoni, los pocos sobrevivientes de la invasión cubana bajaron de las montañas y regresaron a Cuba.
Mapa en el que se ubica al pueblo de Machurucuto. |
Entre los grandes obstáculos que estos enfrentaban estaban la falta de una concepción clara de cómo llevar la guerra y la incapacidad de convencer a la población para que les siguieran, en un movimiento que se caracterizaba por contar con muchos comandantes y muy pocos soldados, subrayó Rivero.
Al final, los movimientos armados de la época lucían más como grupos de bandoleros que como un movimiento armado capaz de derrocar a algún gobierno.
‘‘Eran bandas de asaltantes; técnicamente no se puede decir que se trataba de una fuerza guerrillera'', acotó Rivero. "No tenían capacidad bélica ni podían compararse, por ejemplo, con los movimientos que florecieron en Colombia, como el ELN y el M19, los cuales sí emprendían operaciones arrojadas''.
En los puntos donde la guerrilla sí logró juntar a grupos grandes, como la montaña de El Bachiller donde operaba Soto, las actuaciones fueron más bien defensivas.
Un ex guerrillero que dijo haber conocido bien a Soto durante esos turbulentos años, señaló que en El Bachiller, elevación ubicada a dos horas al este de Caracas, los combatientes del MIR pasaron gran parte de su alzamiento evadiendo los continuos ataques de un grupo élite del Ejército que había sido conformado para combatirles.
El ex guerrillero, quien pidió el anonimato, apuntó que los gobiernos de Leoni y de Rómulo Betancourt habían entrenado muy bien a este grupo de cazadores, y luego desmovilizaron a todos los campesinos que residían en la zona para aislar totalmente a los subversivos.
Una vez cercados, los guerrilleros que se encontraban allí, comandados por Soto, pasaron la mayor parte del tiempo evadiendo los ataques de los militares, los cuales los sometían a fuego de artillería disparado desde la carretera, y a bombardeos de la aviación.
"Era un frente corralón, encabezado por un comandante que también era corralón'', afirmó el ex guerrillero al referirse a la tendencia del grupo de evitar los combates.
Peña coincidió.
"La gente que lo conoció en El Bachiller dice que el tipo lo que implantó fue un curso de carreras de obstáculos'', comentó Peña. "Cuando llegaba el Ejército, siempre huía, y nunca llegó a enfrentárseles''.
Después de que la guerrilla venezolana depuso las armas, durante el gobierno de Rafael Caldera, Soto entró a la clandestinidad vinculándose con algunas células que aún mantenían la ilusión de una insurrección armada.
A finales de los 70 se marchó al Medio Oriente para tratar de ingresar a las filas de la organización que entrenó a Illich Ramírez Sánchez, alias Carlos El Chacal, el sanguinario terrorista venezolano que emprendió espectaculares operaciones en esa década y que actualmente purga una larga condena en Francia.
Soto Rojas en la inauguración de la Plaza Marulanda |
Una vez que Chávez llegó al poder en 1999, Soto se relacionó con las labores de entrenamiento de algunos de los movimientos armados que deambulan al lado del actual gobierno, y que han mantenido cierta proximidad con la insurgencia colombiana, dijeron los entrevistados.
Pero se mantuvo al margen de la arena pública y era desconocido por gran parte de la población, hasta que participó en la controversial inauguración en Caracas de la Plaza Marulanda, que obstenta un busto del líder guerrillero colombiano, alias "Tiro Fijo''.
Auto-Juramentandose en la Asamblea Nacional |
El ex guerrillero que conoció a Soto durante su etapa subversiva de los 60, aseguró que éste jugará un papel muy radical desde la presidencia de la Asamblea, y que dedicará su tiempo a entorpecer toda propuesta de la oposición dentro del cuerpo unicameral.
"Será un hombre muy radical ahí'', comentó el ex guerrillero. "El viene de la época violenta de los años 60, y no dará oportunidad para nada. No es un hombre de diálogo y va a boicotear cualquier reunión que haga la oposición''.
El propio Soto ha indicado que éste es el camino que piensa tomar.
En sus primeras declaraciones al ingresar a la Asamblea, expresó: "Hay que aniquilar a la burguesía [. . .] Nada de debatir con ellos''.
Por ANTONIO MARIA DELGADO
adelgado@elnuevoherald.com
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