La prostitución en España es una actividad alegal, no está regulada ni prohibida, a pesar de que el Gobierno se manifiesta abolicionista al respecto, desde el convencimiento de que detrás de las miles de mujeres que se prostituyen están las mafias de la trata.
El Consejo de Estado, en su informe sobre los anuncios de contactos en la prensa, ha proporcionado al Gobierno un nuevo argumento para prohibir esta publicidad, toda vez, dicen, que la autorre-gulación se ha manifestado insuficiente. El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad recoge el guante y anuncia que "establecerá un calendario" para vetar esta publicidad aunque aspira a que sea "con el máximo consenso posible tanto de los grupos parlamentarios como de los propios medios de comunicación".
Los editores opinan que la publicación de estos anuncios es legal y forma parte de la libertad de prensa que ampara la Constitución. "Si los poderes públicos consideran que la prostitución es una actividad delictiva o perjudicial para la salud, cabría exigirles que prohíban el ejercicio de la misma". Si no está prohibida ¿por qué ha de vetarse su publicidad?, se preguntan en la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE).
El Consejo de Estado explica este empeño en la prensa porque considera que es un medio de más fácil acceso para los menores: "Puede llegar a favorecer su práctica [la prostitución] a una edad temprana" y "puede incitar a su ejercicio por parte de las menores". Pero vetar estos anuncios en la prensa y no en Internet no parece una solución completa: Solana sostiene que la Red permite que los anuncios puedan llegar a segmentos de población más amplios y sensibles, como el de los menores. "Internet es un soporte universal y masivo, en el que nadie tiene la posibilidad de limitar nada. Hay, eso sí, medidas que facilitan el filtraje de contenidos, pero es muy difícil prohibir la autopromoción de servicios profesionales, sean de abogados, agentes inmobiliarios o prostitutas", añade.
De la 'putocracia' a los intentos de crear códigos éticos
Recientemente se ha incorporado al listado de denominaciones de sistemas de gobierno la “putocracia”, afortunada palabra acuñada por el periodista Miguel Mora para definir los gobiernos actuales de la Italia de Berlusconi. Se puede definir por “putocracia” como el gobierno de la clase prostituta, expresión esta del escritor irlandés Flann O’Brien.
- Italia. No está regulada la publicidad de anuncios sexuales en los medios. Algunos periódicos, como Il Corriere della Sera o Il Messaggero, la tienen en pequeñas y discretas dosis, otros muchos no. La Repubblica, por ejemplo, decidió desde su fundación, en 1976, no publicar anuncios clasificados que "puedan colaborar en la explotación sexual de las mujeres", aunque curiosamente sí lo hacen los periódicos locales del grupo L'Espresso. Según explica el redactor jefe de la redacción central, Fabio Bogo, la concesionaria de publicidad del grupo, Manzoni, "está en este momento procesada por inducción a la prostitución por haber publicado anuncios de contactos sexuales, y la tendencia es que desaparezcan también de los diarios provinciales o regionales". En todo caso, es Internet el soporte que absorbe la inmensa mayoría de la publicidad que genera el potente negocio de la prostitución. Un sector que está en manos de las mafias y que parece cada día más pujante en un sistema de poder videocrático y que el ex diputado del Pueblo de la Libertad Paolo Guzzanti ha acuñado como la mignottocrazia, es decir, la putocracia.
- Reino Unido. Los anuncios de prostitución están permitidos, pero con ciertas condiciones, en la medida en que la prostitución misma se puede ejercer de forma legal pero con condiciones. Los anuncios en periódicos y revistas son legales, pero no pueden anunciar burdeles que ofrezcan numerosas chicas, aunque es bastante habitual que se haga. Esa prohibición no está directamente relacionada con la prostitución, sino con la trata de mujeres para obligarlas a prostituirse. El Partido Laborista llevó a su programa en las elecciones de 2010 una propuesta para prohibir los anuncios precisamente alegando que detrás de muchos burdeles se esconde esclavismo y trata de blancas, pero el Gobierno que salió de aquellos comicios, formado por conservadores y liberales-demócratas, no ha lanzado ninguna propuesta semejante. Quizás porque la idea fue muy mal acogida por los trabajadores del sexo al considerar que sin anuncios no podrían trabajar en pisos y deberían volver a la calle. La prensa nacional apenas publica anuncios de prostitución, pero son mucho más habituales en revistas y en la prensa local y regional. En 2008, la Newspapers Society intentó con poco éxito imponer un código ético en ese tipo de anuncios para luchar contra el tráfico de mujeres.
- Alemania. Los anuncios sexuales están sujetos a la normativa sobre pornografía, pero solo se encuentran en las páginas de la Boulebardpresse, la prensa sensacionalista como Bild, el tabloide berlinés B.Z. o el muniqués Abendzeitung. Si no muestran imágenes de órganos sexuales, estos anuncios, más caros que el resto de anuncios por palabras, se publican sin problema. También semanarios locales de ocio, como Zitty o Tip, imprimen anuncios de prostitución. Los periódicos generalistas de calidad, como Frankfurter Allgemeine Zeitung o Süddeutsche Zeitung, renuncian a estos anuncios por decisión propia.
- Francia. Los periódicos no publican anuncios de prostitución. Una ley, aprobada en 2003, cuando Nicolas Sarkozy era ministro del Interior, prohíbe el proxenetismo y la captación de clientes con penas de hasta dos meses de cárcel y 3.750 euros de multa. Con todo, los periódicos gratuitos, según denunciaba ayer una componente de la ONG Scelles, especializada en la lucha contra la prostitución, "se encuentran a veces anuncios de prostitución pero muy disimulados, a fin de burlar a la policía".
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